Testigo de la Masacre.
“y es como un rugido detonando en todo un pecho repleto de palomas
como una boca remendada
por todo el silencio
de estos ojos que tristemente miran”
Santiago de Chile, 2019
Tengo girando en la cabeza
el descalabro de un horrendo país que se puso en marcha
y en la abstinencia de la duda un país fantasma
que destruye monumentos
y se felicita con abrazos
Tengo
a través de la debacle
un feroz largometraje
que sucede durante semanas en blanco y negro
y es como un presentimiento oscuro
como un escalofrío que recorre tu espalda
Tengo -para ser sincero-
un ojo tapado en la incertidumbre de los versos
y rondando en la memoria
el nudo
de una violencia desatada
y en la soledad
un montón de sesos destripados
en los espantosos hospitales del olvido
de un presente y de un pasado
con su amargo pinochetismo por detrás
y su chavismo leninismo por delante
Vengo, pensándolo hace días
que tengo en la incógnita y en la angustia
un cataclismo absorto
y en el derecho inalienable de la culpa
una cruz ígnea
y los sentimientos atacados por objetos contundentes
y en la mano temblorosa
el paisaje
de una sorda multitud que vomita
Qué sé yo si me están pasando gatos por liebres.
Qué se yo si esta historia recién comienza o se termina
Pero veo una barricada que se indigna
y se consume en la corrupción del pavimento
veo una bandera harapienta
que flamea
en medio de la ciudad destruida
veo un adefesio con tatuajes y con pelo verde
meando
en los rincones vejados de ciertas plazas masacradas
y alaridos arañando murallas
con sangre y excremento
y sodomitas fornicando sobre cristos decapitados
y tiendas incendiadas y gente que llora
y detenidos o desaparecidos
Tengo
lastimosamente
el corazón comprometido
en todos los rincones de este país que agoniza
y es como un rugido detonando en todo un pecho repleto de palomas
como una boca remendada
por todo el silencio
de estos ojos que tristemente miran
Y aunque sorba del suelo la leche derramada
o esconda la mugre bajo el peso de todas las alfombras
o me invente con toda el alma una esperanza
que renace de la escoria como un ramo de soles
o una eterna flor de alegrías
Tengo
en el insomnio galopante y en la idea recurrente
un país secuestrado por las manos negras del espejismo
un país doliente y mutilado por las trizas esparcidas de sus sueños
un país convulso que habla en ruso, en cubano, en chino
o en venezolano
un país dormido que estalla entre perdigones, policías
orcos y saqueos
Tengo girando en la cabeza el descalabro de un rabioso país que te revienta en la cara
y en la punta de la lengua
un país encapuchado
que se lanza sin retorno
al desfiladero.