domingo, 28 de abril de 2013

La energía creadora de la poesía y el “ritual” de escuchar a Duran Duran.


La energía creadora de la poesía y el “ritual” de escuchar a Duran Duran.


 
 
Mi fallecida abuela paterna (ojalá esté muy bien, esté donde esté) aparte de ser una de las personas más ingeniosas y ocurrentes que he conocido, siempre fue una persona muy ordenada con sus platas.

Tuvo la costumbre, hasta yo bien “grandecito” (tal vez, más de 30 años) de enviarme una especie de “mesada”, al final de cada mes. Esta se “redoblaba” durante el mes de navidad y el mes en que uno estaba de cumpleaños.

Tal vez no era una gran cantidad de dinero (ella tenía muchos nietos o más bien muchos “clientes”, como decía) pero esa cantidad toda la vida me sirvió para darme un pequeño gusto, cualquier cosa que deseaba comprar, siempre en todo caso “al final de cada mes”.

Ocurrió que en la navidad de 1986 esperé con mucha expectativa ese dinero. Más aún, porque venía “multiplicado por dos”, como regalo de navidad.

En efecto, a mediados de ese mes había llegado a Chile el nuevo disco de Duran Duran, que se llamaba Notorious. Era la primera vez que tenía esa oportunidad “moderna”, ese acceso temporal de “estar al día” con un disco de mi grupo favorito hasta el día de hoy.

En aquellos tiempos, en Chile, las cosas nuevas llegaban bastante “desfasadas” (con más de 6 meses de posteridad) y sólo la gente con real poder adquisitivo podía estar al día en lo que a moda y a gustos musicales se refería: los discos los importaban o se los pedían a algún pariente que viajaba al extranjero. Y en ese tiempo, para viajar al extranjero, sí que había que tener plata.

En fin, recuerdo que mi padre me entregó a su nombre la tan ansiada “mesada”, el día 1º de Enero de 1987.

Lógicamente, el 2 de Enero de ese año puse “manos a la obra” y salí a comprar mi tan ansiado “cassette”. La sensación de ir a la “Feria del Disco” de Ahumada y llegar a la casa y “estar al día” con lo que se escuchaba en Europa y EE.UU al mismo tiempo era francamente indescriptible. Como una especie de orgullo y satisfacción mezclados.

Los únicos antecedentes del disco y del grupo era que mis ídolos se habían separado y ya no eran 5 integrantes pues ahora estaban reducidos a un trío.

Lo otro es que a pesar de esta “alarma”, signo inequívoco de que su fama de grupo más importante del planeta estaba en declive (porque para mí, “eran” los artistas más importantes del planeta) la canción promocional de Notorious, de título homónimo, la encontraba estupenda. Yo no sé que tienen los “Duran” que todos sus singles promocionales siempre los he encontrado fabulosos de escuchar (salvo “Violence of Summer” del Liberty que fue francamente una decepción).

De hecho, “Notorious” (la canción) sonaba ya exitosamente en la radio e incluso el vídeo lo estrenaron justamente esa semana de final de año en la TV.

Una vez hecha la gran compra, cuando llegué a la casa encendí el mini componente de inmediato y al empezar a rodar la cinta sabía que tenía una experiencia nueva entre las manos, aunque con una consecuencia que jamás hube de sospechar hasta el día de hoy.

Las canciones empezaron a sonar una por una (“Notorious”, “American science”, “Skin trade”, “Matter of feeling”, “Vértigo”, “Proposition”, entre otras).

Me gustaba, me sentía bien Y es curioso: a medida que pasaban una a una las canciones del disco, empecé a especular y a soñar con el futuro de cada una de ellas (me decía: ésta va a sonar en la radio y va a ser exitosa como el primer single, esta otra también va a sonar y tener su correspondiente video y bien puede ser el tercer single y así…)

Una vez escuchado todo el disco, sabía perfectamente cuáles eran las canciones con potencial de sonar en la radio para que mis ídolos pudieran seguir estando al tope de las listas mundiales y seguir siendo “exitosos”. Y como buen fanático del grupo, esta “operación” la he repetido hasta el día de hoy con todos los discos de Duran Duran.

Y justamente, algunos años después, me di cuenta que este “ejercicio” lo aplicaba sin querer a la creación de mis propios libros de poesía y es sencillamente la manera en cómo los elaboro: para mí, cada poema es una especie de “track”, que si bien está bajo un título referencial, es un mundo en sí mismo, con sus propias reglas, composición y estilo.

La verdad, y a propósito de mi nuevo libro, es que cada vez que me enfrento a la creación de un poema me convierto en una especie de “asaltante”, que quiere dar el “gran golpe” y escribir el mejor poema del mundo.

Esta energía de proyectar la poesía para crearla nadie nunca me la enseñó: aflora en mí de manera natural y de alguna forma se la debo a mi fanatismo por escuchar la “novedad”, que de cuando en cuando siempre me ha traído mi grupo favorito.

Y si bien mi abuela ya no está con nosotros en esta tierra, también le hago este pequeño homenaje con cariño y agradecimiento por haber sido uno de sus tantos “clientes”, en su paso por esta vida...







 

 





Bulevar Venus.

 

Parte I


               I.      Rain.

             II.      Travesía.

           III.      Tal vez hayamos caído del cielo.

           IV.      Duelo y melancolía.

             V.      Bête noire.

 

Parte II


           VI.      ¿Qué sientes cuando prendes tu cuerpo con aceite?

         VII.      ¡La pasión es una bomba de tiempo (que siempre termina explotando
               en millones de pedazos)!

       VIII.      Un cigarrillo y un café (durante el interludio de una tarde de lluvia).

          IX.      (Poema) de flores y de olvido.

            X.      Recado nupcial para Marina (que se da baños de espuma porque tiene ancestros  

   de sirena) -Siglo XX-.

          XI.      Epílogo.

 

Anexo

 

        XII.      Cuando sonríes en medio de este mundo que tiene las manos heladas.











 
 

Santiago, Invierno del 2013.